Uncharted: El legado perdido


El legado perdido es la quinta entrega de la famosa saga de Uncharted y la primera que no protagoniza Nathan Drake. En este caso vivimos la historia de la mano de Chloe Frazer uno de los personajes secundarios con más personalidad de la saga que ayudó a Nate en muchas de sus aventuras. Su compañera es Nadine Ross antigua jefa de Shoreline y enemiga de Nathan en la cuarta entrega.

Cabe recordar que este proyecto surgió en un primer momento como DLC para el anterior título pero el desarrollo se fue extendiendo cada vez más y acabó convirtiéndose en un proyecto independiente. Esto se percibe en el propio juego, tanto para lo bueno como para lo malo. Como todo Uncharted la atención a los detalles es magnífica, tanto visualmente como históricamente y de ahí se puede comprender la decisión de otorgarle su propio espacio en la saga a esta aventura. Por otro lado, la duración del juego incluso realizando los objetivos secundarios es demasiado corta por lo que podemos deducir que el presupuesto de este proyecto no fue equivalente al del resto de entregas en un primer momento. En mi caso he finalizado el juego en menos de 7 horas y media completando todo el mapa del mundo abierto, del que ahora hablaremos, y con aproximadamente el 60% de los tesoros coleccionables.



Los puntos fuertes de esta entrega son los que han caracterizado siempre a Uncharted: la historia, los puzzles y acertijos, la personalidad de los protagonistas y, por supuesto, los gráficos. Además de un mapa abierto que ya incluyeron en la entrega anterior y que tan buen resultado ha dado en ambos títulos.

La historia continúa unos meses después del final de Uncharted 4 y se centra en la búsqueda del colmillo de Ganesh, del cual vamos aprendiendo más a medida que avanza la aventura. No hay cosas raras ni zombies, ni hombres de las nieves lo cual, en mi opinión, se agradece bastante para no salirse de esta historia tan bien cuidada. Como siempre hay más gente que busca lo mismo que nosotros con fines menos éticos, en este caso un señor de la guerra llamado Asav obsesionado con la mitología hindú. Para mí, la historia está muy lograda: todo tiene sentido, es bastante realista y los acontecimientos que van ocurriendo tienen coherencia con lo que ya hemos vivido.


Otro punto a favor es la evolución de los combates que ya pudimos ver en la entrega anterior y que han sabido continuar en esta. El sigilo toma un papel muy importante permitiéndonos resolver gran cantidad de conflictos sin disparar una sola bala o, si lo hacemos, al menos tenemos una pistola con silenciador para no armar mucho jaleo. Además, la mayoría de combates tienen su propio guión establecido lo que hará que ninguna pelea sea como la anterior. No obstante, al final del juego hay un par de conflictos que vuelven un poco a las viejas andadas limitándose a mandarnos enemigos sin parar.

Los puzzles y acertijos son entretenidos aunque en ciertas ocasiones consisten más en probar diferentes combinaciones hasta dar con la correcta que en pensar cual de todas ellas es. Por otro lado, el mapa abierto vuelve a estar bien implementado en este juego. Llega un momento en la historia que nos encontramos en una selva de la India por la cual nos podemos mover libremente con nuestro jeep. En este mundo abierto tenemos un objetivo principal y uno secundario que nos ayudarán a descubrir cada rincón del espectacular paisaje que han logrado los de Naughty Dog con unos gráficos excepcionales.


Y es por todo esto, porque es un gran juego, que cuando llegas al final en tan poco tiempo te quedas con ganas de más. Los que no lo hayan jugado se plantearán si las pocas horas de juego rentabilizan el precio que cuesta este título pero los que lo hemos hecho no dudamos de que así es, aunque todos y cada uno de nosotros nos quedemos con ganas de más.

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